sábado, 23 de junio de 2012

Harta.

Esa sensación de inferioridad ante personas que no te llegan ni a la suela de los zapatos.
Siempre menospreciando, juzgando antes de conocerte, afirmando que su opinión es la única que vale.
Esos idiotas profundos que seguirán siéndolo a menos que la sociedad, su única creadora, les cambie.

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-¿¡Y si me muriese ahora qué!?

-Si murieses ahora....Nadaría mar adentro hasta que me arrastre la corriente. No puedo vivir sin ti, ya te lo dije.

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lunes, 4 de junio de 2012

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Después de un polvo mágico, la luna se eleva difuminada por dos miopes.

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Cuando la comprensión va mas allá unas palabras:

Compartes el silencio. Amaneces con el pie izquierdo y te acuestas con el derecho. No es necesario decir lo qe te pasa. Le echas de menos aún teniéndolo al lado. Los abrazos se vuelven descargas eléctricas.  Buscas refugio en esos ojos profundos que ocultan algo.
Te enfadas por no saber que esconden, le presionas y el calla. Calla y otorga. Baja la mirada, piensa, la sube y te seca las lágrimas. Sus brazos comienzan a rodearte y notas su mano enredada entre tu pelo. Tu cabeza hundida en su pecho. Y es entonces cuando la comprensión va más allá de unas palabras.

Iciar Ortega.

Te dejas pisar tantas veces. Pasan una vez, vuelven y te pisotean. Y tú comportándote como la alfombra más suave, con el tacto más placentero para los pies. Tan débil, tan blandita que es incluso reconfortante pasarte por encima. Nadie piensa en los sentimientos de una alfombra. ¿Le dolerá?¿Habré pasado ya demasiadas veces? Y por eso vuelven. Y la alfombra es incapaz de guardar rencor. Tiene un corazon enorme.

Ya es hora de abrir los ojos. De levantar el vuelo, de ser una alfombra mágica. De echar a correr pero en dirección contraria. Ya es hora de romper todos tus esquemas.
Nadie ha mirado por ti para tomar decisiones, mientras tú has mirado hasta por el vecino de tu prima la de Cuenca.

Eres grande, pequeña. Enseñaselo a los demás.
Las alfombras pasan de moda, las bombillas, nunca.  Conviértete en bombilla. ¡Vamos, será divertido! Se delicada pero fuerte. Ten esa fortaleza que hace que nadie sea capaz de tocarlas. Sube a lo alto y mantente ahí.
Prométeme que no vas a dejar que te vuelvan a pisar. Vas a olvidar y a recordar lo que es volar alto sientiéndote la princesa de alguien. Y asegúrate de que esta vez, el príncipe no salga rana.