viernes, 4 de diciembre de 2015
Cigarro infinito #8
domingo, 8 de noviembre de 2015
No podía haberse dicho mejor.
Huir de uno mismo,
perderse,
levitar,
ayunar,
sentir el cuerpo vacío, agotado, dolorido.
Mudar la piel,
beber,
vomitar,
tocar fondo, follar con desesperación y luego no recordar nada.
Estar ausente de todo.
Para después, aferrarse de nuevo a la vida. Reencontrarse.
Vestir colores pastel, andar a paso ligero y sonreír a los vecinos cuando te saludan en la escalera.
-¿Qué tal estás preciosa?
-Jodidamente bien, gracias. "
Ana Elena Pena
viernes, 16 de octubre de 2015
Carta a todas mis catástrofes.
Un egoísmo que se mueve por impulsos, arrepentido cada domingo o cada vez que me miro al espejo y no me reconozco.
Vengo a despedirme de la huida constante conmigo de mi misma, porque es frustrante y a la vez imposible. De mis innumerables intentos de cambio. De mis crisis cíclicas.
Vengo a encontrarme a mi misma.
Vengo a despedirme de las relaciones serias, primero tengo que aprender a querer, a quererme. No quiero tropezar otra vez con la misma piedra y repetir los errores que llevo cometiendo desde que tengo quince años y decidí apegarme a alguien.
Hoy digo adiós a pasar todos los días fuera de casa haciendo cosas que no debería, a la sensación de sentirme perdida, a la parte más dependiente de mí.
Digo adiós a esta culpabilidad que me arrastra hasta la boca del lobo.
Dejar atrás esa necesidad que yo misma me he creado, porque tú me hacías soportarme. Me hacías fuerte, libre e independiente.
Tengo que aprender a estar sin ti, a estar conmigo y esto último es algo de lo que me muero de ganas.
miércoles, 16 de septiembre de 2015
Cigarro infinito #7
lunes, 14 de septiembre de 2015
El verano y sus cervezas.
Vuelvo a la ciudad que me transmite esa monotonía a veces añorada, sin prisas pero sin pausas.
La que lleva escrito un momento en cada rincón que voy dejando atrás y en los que se quedaron casi todas las personas que significaron algo para mí, y con ellas sus recuerdos.
Dicen que al lugar donde has sido feliz, no deberías tratar de volver, y mucho menos pretender que vuelva a ser todo lo mismo. Siempre hay pequeños detalles que cambian, que al fin y al cabo se acumulan y acabas sintiéndote como una guiri en la ciudad que te vio nacer, vivir y perder la cabeza y en la que se quedó un trozo de tu corazón.
miércoles, 19 de agosto de 2015
Todos somos adictos.
Cualquier placer en la vida es capaz de crear adicción.
Hay personas adictas a tumbarse en el sofá y ver la televisión, otros adictos a una serie, a internet o a los videojuegos y luego están los adictos al tabaco, al alcohol o a las drogas.También podemos encontrar vicios irracionales que no aportan nada, como comerse los mocos o morderse las uñas.
Los placeres capaces de despertar nuestra personalidad adictiva se han convertido en tentaciones a las que nos tratamos de resistir, pero muchos somos los que tropezamos y caemos una y otra vez en las mismas piedras.
Resistir la tentación es un discurso muy viejo.
Privarse de ciertos comportamientos simplemente porque no están "bien vistos", solo da lugar a la opresión.
Cuántas personas habrá en el mundo que en este momento estén sintiendo mono, de lo que sea.
Tendríamos que poder disfrutar de todo, perdonar si me pongo aristotélica al resastar la importancia del término medio.
Vivamos, comiéndonos las uñas porque el octavo capítulo que hemos visto ese día está despertando en nosotros una gran intriga, mientras estamos tirados en el sofá con una cerveza en la mano y un cigarro en la otra.
Vivamos teniendo sexo colocados.
Vivamos sin miradas por encima del hombro por no ser capaces de resistir a la tentación, buscando lo que para cada uno es la felicidad, ese concepto tan subjetivo.
domingo, 12 de julio de 2015
Sábado noche.
Volvíamos a hablar de sueños y de ideas que escapaban siempre de lo material. Volvíamos a hablar de cómo cambiariamos el mundo.
Teníamos mil teorías, bien fundamentadas y razonadas, que terminaban siendo rechazas por el único hecho de que eran, prácticamente hasta hoy y desde nuestra percepción únicamente material del mundo, imposibles.
Pero no dejábamos de defender nuestras grandes utopías.
Estuvimos de acuerdo en pocas cosas pero finalmente y después de largos debates, decidimos que queríamos un mundo sin el gen de la violencia. Nos conformábamos con eso.
Pero para lograr el objetivo era necesaria una inteligencia superior que nos alterase genéticamente o bien, que nos hiciese capaces de satisfacer todas nuestras necesidades para ser completamente felices y no tener razón para la violencia.
Nos volvíamos a dar cuenta de lo realmente complicado que sería cambiar el mundo. Que éramos una pieza más de ese puzzle irregular e imcompleto.
Él decía que nuestro destino ya estaba escrito, no sabía en donde, por lo que decidió que circulaba por una especia de psique o cosmos, y que cualquier decisión indirectamente nos conduciría allí. Pero no seríamos conscientes, por lo que no querríamos cambiarlo.
Dejamos una maraña de ideas flotando en el aire, hablamos de irnos a vivir a otro planeta pero sólo si él me acompañaba a conocer este, hablamos de las guerras que aún tenemos que ver terminar, y hablamos de cómo nos veíamos dentro de 5 años, y lo único que teníamos claro es que nos veíamos viviendo juntos en un pisito y con el dinero suficiente para tirar siempre para delante.
Volvíamos a hablar de sueños mientras contabamos las estrellas que poco a poco dejaban de ser inalcanzables.
domingo, 10 de mayo de 2015
Qué bonito nombre tienes
lunes, 13 de abril de 2015
La fórmula del olvido.
La mujer más calculadora que he conocido, me mostró su corazón hasta que dejé de formar parte de su ecuación. Un simple número en su vida, que le acompañó durante tres tercios de esta. Ella ignora este dato porque la fórmula ya no es la misma. La ha cambiado sin pensárselo dos veces, sin mirar a atrás. Ha olvidado a una velocidad vertiginosa, mientras yo sigo soñando con ella. Con volver a formar parte de su vida.
Ahora nadie consigue entenderla, ni a su capacidad de cambio y de aparente felicidad, que yo no me creo.
No quiero experimentar otro rechazo, lo he intentado mil veces pero hay quienes son incapaces de ponerse en el lugar de los demás.
Ahora es la persona más egoísta que he conocido, incapaz de enseñar su corazón porque lo ha perdido. Ya no existe. Y mis recuerdos parecen protagonizados por otra, cada vez son más oníricos e irreales.
Son grandes recuerdos enmarcados en un presente que no se corresponde.
lunes, 6 de abril de 2015
Tiempo muerto.
Somos aquellos que sienten como el tiempo les adelanta en cada paso, a los que no les gusta dormir porque pierden horas de vida, los que odian el camino porque les gusta llegar. Siempre cuanto antes, aunque sea mal.
Somos los que viven con prisas, cuya máxima prioridad es disfrutar, y dejan lo demás para mañana.
Somos aquellos a los que el tiempo les acaba dando una bofetada por llegar tarde, por reaccionar tarde. Los que callan porque no pueden pararse a pensar. Tienen que continuar.
Somos aquellos que son felices 30 de 31 días al mes, los que solucionan los problemas dejándolos pasar porque en algún momento todo volverá a encajar. Somos los que confian ciegamente en el destino y por supuesto, en nosotros mismos. Los que no necesitamos creer en un más allá porque aquí ya hemos tenido suficiente y no ha estado nada mal.
Somos aquellos que huyen de sí mismos. Los que corren por la calle. Los de los ojos más brillantes. Los que no esperan. Los que dicen todo lo que se les pasa por la cabeza, en definitiva, somos los que hablamos con el corazón y actuamos en consecuencia.
miércoles, 11 de marzo de 2015
Cabeza y corazón
Minutos delante de la hoja en blanco, en los que intento encontrar algo que decir, pero no hay nada que pueda contaros. Así empezó Lope de Vega y terminó haciendo un soneto de cómo hacer un soneto. Por supuesto, ¡no me estoy comparando con Lope de Vega! Yo no tengo bigote.
Hay una frase que me gusta mucho y dice: "Cualquiera que escriba algo que merezca la pena, no puede escribir en paz." Y yo he alcanzado el nirvana, así que, no me lo tengáis en cuenta. El perfecto equilibrio entre cabeza y corazón, de lunes a sábado. Los domingos se llenan de sueños y promesas de cambio olvidadas al día siguiente. En ellos se rompe la paz, se deja escapar al corazón que es detenido por la mierda que acumulas en tu habitación y esas cuatro paredes. Y mi cabeza me grita que tal vez no sepa querer si no soy capaz de mantener al corazón en su sitio.
¿Paz? Es ponerme a escribir y abrir el caos que tenia encerrado.
No encuentro palabras, no quiero encontrarlas.
Lo siento, son las 8:24 de un miércoles cualquiera y tengo algo dentro que me pesa demasiado.
Cambio y corto.
miércoles, 14 de enero de 2015
180°
Recuerdos teñidos de gris de un presente color púrpura.
Ella no me miraba suplicando ayuda, ella estaba bien a pesar de lo que los demás pudiesen pensar. Le bastaba con creer en ella misma y en esperar que el destino volviese a mover sus hilos.
Marioneta sometida a la incertidumbre. Pequeño barco a la deriva que sabía que el mar estaría esperándole siempre. Como acompañaba a todos aquellos barcos naufragados.
Personas que se quedaron en el camino por no encontrar la dirección hacia la costa, incapaces de salir a flote. Frustrados porque su sueño, tal vez, se había convertido en la peor de las pesadillas.
Y ella echando el ancla cada domingo, cada tarde solitaria, buscando desesperadamente un remolcador que la llevase hasta tierra firme, a la vez que le decía al mar que la esperase siempre, que ella nunca llegaba tarde.
Hola, ¿hay alguien ahí?
domingo, 11 de enero de 2015
Compañeros de invierno.
Compi de invierno, te debo tanto.