Carta a mi viejo profesor:

He perdido la confianza en mi misma, he vuelto a levantarme sin un porqué. He odiado al sistema educativo, mi misantropía ha aumentado por semanas y me he frustrado porque nadie me ha enseñado nada útil. Simplemente, he mendigado retales de buena conversación con amables desconocidos en el metro, sintiéndome más llena que con muchas de las "personas" que me rodean. Pero, sobre todo, te he echado de menos. Perdón, te sigo echando de menos. Tus consejos, las sonrisas que me sacabas haciendo gala de ese salero andaluz.

La confianza que depositabas en mi. Tal vez, la primera persona en mi vida que me ha tratado diferente, como algo más, y es que apareciste en mi vida en el momento más necesario. Gracias, me dabas alas, me hacías capaz de todo y de mucho más. Y ahora...? Dónde se han quedado mis ganas de volar? 

Vuelvo a estar oprimida, sin apenas nada bueno que escribir y ellos llamándome mediocre, haciéndome olvidar quién soy. 

Por qué has sido el único profesor que recordaré toda mi vida?

Sigo fumando, no he podido dejarlo, tampoco le he puesto mucho empeño si te soy sincera. Sigo en ciencias pero librándome de matemáticas. Sigo atada a San Fernando, sé que Raúl no te gustaba para mí pero en esto tampoco te he echo caso. También siento comunicarte que no pienso estudiar telecomunicaciones, que desde que me lo dijiste mi madre no para de repetírmelo pero prefiero malgastar mi talento en algo que realmente me llene. Llámame loca. Y en cuanto a lo último que me dijiste "nunca dejes de escribir", ya ves, aquí estoy, siendo obediente.
Siéntete orgulloso por haber sido una de las personas con la que mantener conversaciones era lo único que me hacía sentir como en casa. Gracias por enseñarme mucho más que inglés y mucho más que nadie.

Esto va por aquel email que nunca me atreví a escribirte, sé que no lo leerás pero si lo haces házmelo saber paloma.d.e@hotmail.com.

Just a perfect day,

You made me forget myself.

Fdo:Tu barbie rebelde.

Después de ver Gossip Girl

Noviembre

Mes de depresión incómoda, de buscar y no encontrar, de dar la bienvenida al frío mandándole recuerdos a su madre. Mes en el que toca sacar el abrigo y la bufanda, toca olvidar aquellas tardes al sol en Cádiz.

Este mes necesitamos a esa persona que nos hace resucitar, que nos alegra la rutina... Bendita tarde en la que encontré sus manos. Esas manos de tipo duro con los nudillos que callan miles de sentimientos estampados contra la pared. Ahora veo sus manos sujetando el peta, ese peta cargado de sus sueños inalcanzables, sometiendo a la ceniza a una caída libre.  Esas manos que luchan por desabrocharme el sujetador y mancharlo todo de nostalgia. Esas manos que me dibujan un mundo lleno de fantasías, de utopías, donde todo parece ir bien. Esas manos a las que necesito aferrarme porque aun soy demasiado pequeña para un mundo de gigantes. 

¿Qué más se puede pedir en un mes como este? 

Compañero de mil historias que jamás se han olvidado.