Diciembre. El sonido de las hojas bajo mis pies, crugiendo. La soledad marcada en mis pasos. Mis piernas cargadas de nervios en tu búsqueda. Un camino que me lleva hacia ti, mi felicidad en un invierno como este.
El jersey de perro flauta me abraza, el humo me ciega y la música suena ausente. Tan ausente como tú.
La risa de quinceañera ensordece el ambiente. Y mis ganas de tenerte no son cuantificables.
Y por fin el frío trae un invierno en condiciones.
He perdido la confianza en mi misma, he vuelto a levantarme sin un porqué. He odiado al sistema educativo, mi misantropía ha aumentado por semanas y me he frustrado porque nadie me ha enseñado nada útil. Simplemente, he mendigado retales de buena conversación con amables desconocidos en el metro, sintiéndome más llena que con muchas de las "personas" que me rodean. Pero, sobre todo, te he echado de menos. Perdón, te sigo echando de menos. Tus consejos, las sonrisas que me sacabas haciendo gala de ese salero andaluz.
La confianza que depositabas en mi. Tal vez, la primera persona en mi vida que me ha tratado diferente, como algo más, y es que apareciste en mi vida en el momento más necesario. Gracias, me dabas alas, me hacías capaz de todo y de mucho más. Y ahora...? Dónde se han quedado mis ganas de volar?
Vuelvo a estar oprimida, sin apenas nada bueno que escribir y ellos llamándome mediocre, haciéndome olvidar quién soy.
Por qué has sido el único profesor que recordaré toda mi vida?
Sigo fumando, no he podido dejarlo, tampoco le he puesto mucho empeño si te soy sincera. Sigo en ciencias pero librándome de matemáticas. Sigo atada a San Fernando, sé que Raúl no te gustaba para mí pero en esto tampoco te he echo caso. También siento comunicarte que no pienso estudiar telecomunicaciones, que desde que me lo dijiste mi madre no para de repetírmelo pero prefiero malgastar mi talento en algo que realmente me llene. Llámame loca. Y en cuanto a lo último que me dijiste "nunca dejes de escribir", ya ves, aquí estoy, siendo obediente.
Siéntete orgulloso por haber sido una de las personas con la que mantener conversaciones era lo único que me hacía sentir como en casa. Gracias por enseñarme mucho más que inglés y mucho más que nadie.
Esto va por aquel email que nunca me atreví a escribirte, sé que no lo leerás pero si lo haces házmelo saber paloma.d.e@hotmail.com.
Mes de depresión incómoda, de buscar y no encontrar, de dar la bienvenida al frío mandándole recuerdos a su madre. Mes en el que toca sacar el abrigo y la bufanda, toca olvidar aquellas tardes al sol en Cádiz.
Este mes necesitamos a esa persona que nos hace resucitar, que nos alegra la rutina... Bendita tarde en la que encontré sus manos. Esas manos de tipo duro con los nudillos que callan miles de sentimientos estampados contra la pared. Ahora veo sus manos sujetando el peta, ese peta cargado de sus sueños inalcanzables, sometiendo a la ceniza a una caída libre. Esas manos que luchan por desabrocharme el sujetador y mancharlo todo de nostalgia. Esas manos que me dibujan un mundo lleno de fantasías, de utopías, donde todo parece ir bien. Esas manos a las que necesito aferrarme porque aun soy demasiado pequeña para un mundo de gigantes.
¿Qué más se puede pedir en un mes como este?
Compañero de mil historias que jamás se han olvidado.
Te he perdido y por más que intento negarlo, los hechos me cierran la boca.
Contigo los problemas se hacían más fáciles o simplemente más llevaderos, porque como dijo el gran García Lorca "dejaría todo mi alma en este libro."
Recuerdo con nostalgia aquellas clases, aburrimiento, sueño, hambre, tristeza, mono y tú, mi trozo de papel relleno de letras, de palabras por los dos lados. Hacías que todo me sudase la polla, incluso lo lejos que él estaba.
O aquellos domingos de suicidio, la música al máximo, el chándal, el cigarro de liar y las notas de mi móvil incrementándose por momentos.
Te he perdido porque estoy feliz, porque no tengo nada que ocupe demasiado mi cabeza como para escupirlo en un papel. Pero te echo de menos.
Ya ves, me tienes esta noche luchando por recuperarte, la frustración se ha hecho máxima, demasiadas cosas en la cabeza como para saber por donde empezar. Mejor no pensar, me repito a mi misma. Pero no me lo creo hasta que lo veo aquí escrito...supongo que nos volveremos a ver en septiembre, no? porque como dijo otro señor: Solo me aclararé y reconstruiré como lo hice siempre, escribiendo.
"Me dueles hoy, y ayer, y antes de ayer, y desde que te fuiste."
"Cuando el juego acaba, el rey y el peón vuelven a la misma caja."-Cervantes
Mi inspiración empieza y acaba en este balcón, bajo las estrellas ya olvidadas por un Madrid gris, bajo esos 16 grados que me traen recuerdos, bajo el humo de mi fiel compañero y bajo tu sudadera para huir del frío.
Empieza y acaba en este lugar donde te veía pasar al despedirnos en mi portal. Veía tu espalda alejarse tras darme un último beso.
Qué bonita noche, qué bonito exilio a tu lado. Huyendo, ¿de qué? Tal vez de tiempo. Tal vez matábamos la distancia. Y cómo disfrutábamos. Solíamos decir que éramos dos psicópatas enamorados. Que se querían como nadie a pesar de todo.
Los problemas eran tantos que ya lo único que era capaz de escuchar era el sonido de mi cigarrillo de liar consumiéndose, ese sonido de placer. Si has fumado alguna vez en silencio sabrás de lo que hablo.
Otra de mis rutinas preferidas.
Mis sueños en un tercero, tirados en las escaleras. Viendo el ascensor subir y bajar. Aire, necesito aire. Necesito gritarte.
La diferencia es que hoy creo en mi, creo en nosotros. Mis sueños en un tercero y tus mensajes en mi móvil. Sacándome las sonrisas necesarias, aumentando las ganas de ser dos. Es domingo, no se puede pedir más.
Hoy te quiero más, sentimiento irrepetible, mis ojos ya no te ven de la misma forma.
Ahora te observan, cada movimiento, cada palabra, cada beso, te observan derritiéndose.
Te piden a gritos que no te vayas, que mis pies quieren seguir flotando que el suelo sin ti está muy frío. Que mis ojos se niegan a seguir observando tu espalda alejarse despues de besarme. No te vayas, te susurran, pero tú ya estás muy lejos.
Hoy te quiero por encima de cualquier cosa, por encima de cualquier pero. Sigues siendo tú, sigo siendo yo, seguimos siendo nosotros, pero más nosotros que nunca.
Aquel día gris, no solo por la lluvia que bañaba las calles, convirtiendo el asfalto en un inmenso océano. Donde la sal eran mis lágrimas que caían desconsoladas, arrojadas, cargadas de impotencia. Como si me tratase de la nube más gorda, la más negra. Y sin embargo, esta nube, ya no es lo que era, ahora moja mi cabeza. Se ha derrumbado. Libera sus lágrimas sobre este mundo.
Donde las órdenes llegan desde arriba, gritadas aun en espera de acuerdo, en espera de pacto. "Torres más altas han caído" pienso para mis adentros.
Y tú y yo, de nuevo, llenándonos los pulmones de verde, para colorear el gris.
El humo dibujaba tu nombre, entraba en mis pulmones impregnado de tu ausencia. La ceniza se sometía a una caída libre desde un cuarto piso como mis sonrisas a día de hoy. Y la música sonaba alegre, tan alegre como tú.
-Me toca la polla, yo solo quiero salir de aquí. Piénsatelo mientras recojo mis cuadernos, mis fotos y escogo la banda sonora de este largo viaje... Qué tal highway to hell?
-Perfecta, ¿nos vamos?
-Tú mandas, nena. No recoges tus cosas?
-No, da igual. Todo lo que tengo, lo tengo delante.
Contigo he hecho todo lo que podía hacer, quizás te parezca poco, pero es lo que hay, yo soy así. No soy una princesa perfecta. No soy esa niña inocente que te va a dar la razón siempre, que se quedará callada siendo guiada por ti. Tengo mil defectos pero siempre he intentado cambiar, hasta extremos infinitos. Cuido más de ti que de mi misma. Y sí, lo paso mal, lo estoy pasando mal mientras escribo esto, porque no quiero que hoy sea una de esas tardes en las que por orgullo nos ignoramos.
Soy la chica que va a estar dispuesta a dejarse llevar, a sacarte una sonrisa, a comerte a besos. No soy superior a nadie, simplemente te quiero de verdad. Tal vez demasiado.
Soy aquella que la va a cagar una vez a la semana. Soy aquella que irá corriendo a llorar a tus brazos, con el orgullo perdido por el camino, porque si te digo la verdad tus abrazos son lo único que necesito.
Vicios caros que me traían mil consecuencias. Desatándome de ellos, desatándome de ti. Qué bien estoy, por primera vez he sabido echar el freno en el momento oportuno, he sabido recuperar la consciencia de mis actos. La sonrisa de ojos rojos ha muerto, bendita resurrección de los ojos azules traicioneros. Vivamos en el mundo real aunque no esté hecho para nosotros...
Me propuso una vida donde las cosas fuesen fáciles. Y todo lo parecía en un principio, nos enamoramos con todo a nuestro favor. Qué facil era quererte entonces! El tiempo empezó a ganarnos, a romper la levedad de nuestro mundo, a abrirnos los ojos y darnos cuenta de que ahora nos tocaba vivir con todo en contra pero juntos.
Esto no me lo propusiste, no fue nuestra elección pero aun así acepté. Ya nos queríamos tanto que dejar de luchar era lo pero que podía pasarnos.
Creamos un mundo donde nuestro único consuelo es acompañarnos cada noche por teléfono, donde la distancia se convirtió en rutina. Un mundo que nos hizo querernos más, ya no solo como lo que somos, sino como mejores amigos, hermanos, como la unión más fuerte. Un mundo cuya norma principal es echarnos de menos. Un mundo que me hace perder la cabeza, que me enloquece por cada día que pasa. Un mundo que desvanece mis ganas de todo lo demás y aumenta mis ganas de estar contigo. Un mundo donde siempre está lloviendo, menos esos fin de semanas de sol que desembocan en un lunes de tormenta como este.
Me demuestras más y más cada día que no me equivoqué al dejarme llevar por tu sonrisa, al perder la noción del tiempo agarrada a tu espalda. Que no me equivoqué al escribir en aquella pared que eras el amor de mi vida.
Te necesito para huir del frío de un invierno infinito como este.
