domingo, 11 de enero de 2015

Compañeros de invierno.

Y cuando tu risa era el sonido mas bonito que jamás nadie se ha atrevido a escuchar. Cuando Madrid hacía una reverencia al verte cruzar los semaforos hacia mi. Cuando mis piernas temblaban por tu presencia. Y nuestros ojos ciegos una vez más se negaban a quedarse en este mundo, de idiotas incomprendidos y de gilipollas que no se comprenden. Cuando las horas eran minutos o los minutos se convertian en horas. Tus mordiscos en la nariz y mis ganas de matarte. Tus promesas mirándome a los ojos, incapaces de ser incumplidas. Esa mirada que se te escapa y que dice más de lo que jamas serías capaz de decir. Tus cosquillas con las que me hacias llorar, pero siempre de la risa. Haciendo que la felicidad doliese. Cuando tus palabras eran las correctas y nunca se quedaban cortas. Siempre ágil para hacerme escuchar lo que queria oir. Tus te quiero, tus silencios. Cuando eras mi cuatro ojos y cuando eras la persona mas importante de mi vida. Cuando los bancos de la ciudad nos vieron enamorarnos, y los cigarros probaron nuestros besos. Cuando me sacabas de la rutina y de un cielo color pizarra.
Y es que tú y solo tú consigues que siga adelante en un enero como este.
Compi de invierno, te debo tanto.

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