miércoles, 14 de enero de 2015

180°

Recuerdos teñidos de gris de un presente color púrpura.
Ella no me miraba suplicando ayuda, ella estaba bien a pesar de lo que los demás pudiesen pensar. Le bastaba con creer en ella misma y en esperar que el destino volviese a mover sus hilos.
Marioneta sometida a la incertidumbre. Pequeño barco a la deriva que sabía que el mar estaría esperándole siempre. Como acompañaba a todos aquellos barcos naufragados.
Personas que se quedaron en el camino por no encontrar la dirección hacia la costa, incapaces de salir a flote. Frustrados porque su sueño, tal vez, se había convertido en la peor de las pesadillas.
Y ella echando el ancla cada domingo, cada tarde solitaria, buscando desesperadamente un remolcador que la llevase hasta tierra firme, a la vez que le decía al mar que la esperase siempre, que ella nunca llegaba tarde.

Hola, ¿hay alguien ahí?

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