lunes, 6 de abril de 2015

Tiempo muerto.

Somos aquellos que sienten como el tiempo les adelanta en cada paso, a los que no les gusta dormir porque pierden horas de vida, los que odian el camino porque les gusta llegar. Siempre cuanto antes, aunque sea mal.
Somos los que viven con prisas, cuya máxima prioridad es disfrutar, y dejan lo demás para mañana.
Somos aquellos a los que el tiempo les acaba dando una bofetada por llegar tarde, por reaccionar tarde. Los que callan porque no pueden pararse a pensar. Tienen que continuar.
Somos aquellos que son felices 30 de 31 días al mes, los que solucionan los problemas dejándolos pasar porque en algún momento todo volverá a encajar. Somos los que confian ciegamente en el destino y por supuesto, en nosotros mismos. Los que no necesitamos creer en un más allá porque aquí ya hemos tenido suficiente y no ha estado nada mal.
Somos aquellos que huyen de sí mismos. Los que corren por la calle. Los de los ojos más brillantes. Los que no esperan. Los que dicen todo lo que se les pasa por la cabeza, en definitiva, somos los que hablamos con el corazón y actuamos en consecuencia.

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