miércoles, 11 de abril de 2012

Mi lugar en el mundo.

Siempre me gustaron los sitios solitarios, paisajes inabarcables, rincones ocultos donde perderme. Lugares donde me sentía fuerte, segura. Lugares a los que acostumbraba ir a pensar, a escribir.

Tengo uno en cada ciudad que he visitado. El de Madrid es mi favorito, con los pies colgando y debajo el río. El sol de frente, el humo y la tinta del boli bic escribiendo textos malos, como este. Eran como un pequeño refugio donde guardo mis sueños.

Y luego están las carreteras, las vías de tren, las nubes.. Viajando es la única forma que me siento como en casa, en territorio de nadie. Libre.

El valor para marcharse, el miedo a llegar. Por eso me gustan los trayectos, parece que el tiempo pasa lento, retrasas la temida llegada. Tu asiento se convierte en aquel refugio de cuando eras pequeña. Y miras por la ventana y ves que todo se mueve rápido, sin frenos. Ves el mundo como un espectador, ajeno a todo lo de tu alrededor. Simplemente porque el tiempo en tu asiento pasa lento o no pasa. No retomes las riendas de tu vida. Aquí no, estas en tu refugio y podemos permitirnos el lujo de perder la noción del tiempo.


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