domingo, 8 de junio de 2014

Hablemos de arte.

Conozco su voz, sus palabras, sus gemidos. Lo conozco todo de él, más allá de lo que se refleja en ese cristal sucio. Sé muy bien por qué me odiaba y cómo lo hacía. Pero todo en él era arte.
Arte eran sus manos agarrando mi culo, su sonrisa en invierno y las caricias de su barba. Arte era su espalda por el pasillo, sus lunares y las noches en su cama. Arte eran sus gritos, sus miradas vacías y sus 'ya no te quiero'.
Todo en él era arte y yo un simple lienzo.

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