viernes, 15 de agosto de 2014

Todo bajo el cielo.

Aquel vestido de flores bailaba con las esquinas de las calles de mi barrio. Desaparecía tan pronto como aparecía. Las flores se difuminaban en un festival de colores, su cuerpo comenzaba a convertirse en un cuadro impresionista. Y yo en aquel visitante de museo que se dedica a leer los letreros, intentando que le expliquen todo lo que esconde esa obra de arte.
Y mis paseos hacia ella siempre resultaron ser una auténtica búsqueda frustrada.



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