martes, 2 de septiembre de 2014

22-5-2014

Hoy he salido, mirando hacia delante después de derramar lágrimas sobre el pecho de mi madre. Saliendo de casa con la absoluta confianza de que me iba a sentir menos sola, y ahora me doy cuenta de lo equivocada que estaba. 
Estás sentada en la parada de un autobús fingiendo tener algún sitio al que llegar, cuando realmente lo único que esperas es una llamada que te salve o que te de el empujón necesario para volver a casa. Y temes que lo que más te apetece sea lo segundo, pero no quieres que el camino haya sido en vano. Admítelo has salido tú sola y sintiéndote más vacía que nunca.
Vuelves a casa.
Qué día tan raro, no sé que puede estar celebrando la gente. Sentada esperando al metro en el único sitio que hay wifi, deseando que llegue y huir. Y ver "cuéntame" tapada con la manta abrazada a mi madre, en el sitio del que no me tendría que haber ido nunca hoy.
Supongo que el día ya ha pasado, lento, pero imparable. Y sin duda te das cuenta de que lo único que necesitabas hoy era una tarde con él,compartiendo un banco y olvidando que existe lo que hoy ha acabado conmigo. Por qué pasa todo tan lento hoy? Por qué es todo tan monótono? y de repente, Zas! la llamada. Pero ahora ya no la quieres escuchar. Me vuelvo a sentar en la parada, pero esta vez, con un destino, a casa con mamá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario