viernes, 6 de julio de 2012

Aquel hombre...

Un hombre angustiado por el tiempo. Lleno de arrugas en las que hay incustrados millones de recuerdos, marcas por el cuerpo que conmemoran lo que fue una vida dura, llena de altercados.
Mirada profunda, mano rota, expresión triste. Es tan sólo un hombre entrañable, con un presente frustrado. Solitario. Tiene mil historias que contar pero nadie desea escucharlas.
Y ahora me doy cuenta de que somos dos completos desconocidos que buscan refugio en las vías del tren. Con un mismo destino. Escapando del tiempo y de la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario