domingo, 20 de abril de 2014

Depresión pos-vacacional.

¿Es posible tener depresión pos-vacacional cuando aún seguimos de vacaciones?
La vuelta a Madrid siempre se me hace dura. Pisar asfalto cuando llevas una semana pisando arena es un sentimiento que sólo los más fuertes pueden superar. O el día que te das cuenta de que has pasado más horas en el metro a lo largo de tu vida que con tu familia. Madrid es una sucesión de traumas insuperables. Como volver reclamando una Mahou y recordar que ha sido sustituida por pis de gato, también llamada Cruzcampo. Me voy resignada, pensaba que mi amor con el 100 montaditos sería para siempre.
Y es que, ¿qué se puede esperar de un sitio donde la primavera se manifiesta mediante el kit calcetínblanco+chancla de los guiris? 
Sigo sin entender que tiene Madrid, pero engancha. Mi parte favorita es lo de poder salir con unas pintas acojonantes y aún así descubrir que hay gente que esconde ropa mucho más fea en su armario. Vivir en Madrid es un arte. 
Ningún sitio te dejará con más cara de idiota que cuando corres a por el autobús creyéndote Usain Bolt y se te cierran las puertas en la cara. Madrid no es un buen sitio para soñar y todo madrileño lo sabe. 
Superaré esta depresión y la superaré serena. Lo de la cruzcampo ha sido un duro golpe.


No hay comentarios:

Publicar un comentario