Cada noche salgo al balcón y me acompaña mi fiel compañero alargado, delgadito, con pantalones naranjas y la cabeza negra, más bien grisácea. Echando ese humo que me rodea y me trae la inspiracíon y cuando esta llega, me siento viva.
Simplemente son extrañas noches de resurreción.
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