jueves, 15 de diciembre de 2011

Despedidas.

Tantas despedidas, todas diferentes. Desde simples ''Hasta mañana'' hasta complicados ''hasta nunca''. Algunas despedidas obligatorias, otras necesaria de esas que dices: que te vaya bien. Pero no conmigo. Y otras que te gustaría tener y no puedes, me encantaría decir Adiós a esta ciudad.
Despedidas que te hubiera encantado cambiar. Convertir un simple abrazo en un beso, en un cálido beso.

Y otras odiadas, que se graban a fuego en mi memoria. Que deseas que nunca hubieran tenido lugar. Que no quieres creer que ese momento va a acabar, y es entonces cuando acaba. Cuando vuelves a abrir los ojos y te encuentras sola en un sitio desconocido, no es tu casa. Sacame de aquí!

Despedidas al teléfono. Despedidas por carta. Despedidas por chat. Pero las peores son cuando tienes a esa persona delante, cuando sus ojos se clavan en los tuyos.

Hoy tengo pánico a una despedida en concreto, una que se que me va a partir en dos, que solo tendré ganas de gritar y llorar, ganas de ver Madrid arder, ganas de pegarte, de obligarte que no subas a ese autobús y te quedes aquí conmigo. Solo habrá un lado bueno, si hay despedida significara que habremos estado juntos. Que aunque sea por un día he podido tocarte, besarte y abrazarte. Habrás sido mio y no es justo que una despedida estropee todo esto. Y como no quiero tener una contigo, tendrás que quedarte a mi lado durante el resto de nuestra vida, lo siento JCH.

No hay comentarios:

Publicar un comentario